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27/12/2012junio 13th, 2017
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En su mensaje de Navidad, el Rey Juan Carlos ha dicho unas cuantas cosas con las que no se puede estar en desacuerdo, pero le ha faltado decir otras que muchos ciudadanos esperaban escucharle. Sus asesores, un año más, le han aconsejado un discurso demasiado “light”, demasiado políticamente correcto y sin la contundencia que se requiere en tiempos tan difíciles como los que vivimos.

Con independencia de las simpatías que el monarca despierte en una parte de la población o las antipatías que provoque en otra, España es una monarquía parlamentaria y, mientras eso no cambie, el Rey es el jefe del Estado. Y, como tal, cada nochebuena se dirige a la ciudadanía como hacen otros monarcas en Europa.


Juan Carlos I reina pero no gobierna, ni nadie le pide que lo haga porque para eso está el Gobierno que elegimos democráticamente en las urnas cada cuatro años. Pero, mientras sea el jefe del Estado, la ciudadanía sí puede pedirle que sus mensajes respondan con más realismo y con más contundencia a la realidad de la sociedad en cada momento.

NO HABLÓ DE LA CORRUPCIÓN

¿Por qué no ha hablado el Rey de la corrupción, uno de los graves problemas de la España democrática y una de las causas que han provocado el desinterés cada vez mayor de la ciudadanía por los políticos?

¿Por qué no se ha referido directamente a los cinco millones de parados y se ha limitado a expresar su preocupación –compartida por todos, sin duda- por la difícil situación económica de España y a pedir unidad para salir de ella?

¿Por qué no ha tenido ni una sola palabra para denunciar los desahucios, uno de los grandes escándalos de nuestra democracia, que han dejado a muchas familias en la calle en condiciones dramáticas e incluso han sido el origen de algunos suicidios?

Si preguntamos a los ciudadanos que si están dispuestos a que les toque la lotería y a mejorar de vida, dirá que sí. Si les preguntamos, sean monárquicos o no, que si les parece bien que el Rey hable de unidad frente a la crisis, de solidaridad, de respeto mutuo, de lealtad, de reivindicar la política “con mayúsculas»… y de todo lo que habló en su mensaje navideño, también dirán que sí. Pero, además, seguramente que muchos dirían también que en las palabras del monarca han echado en falta referencias concretas a los más graves problemas de la España actual y peticiones más exigentes a los gobernantes y la oposición para resolverlos. La Constitución le permite hacerlo… aunque él no gobierne.

MÁS TRANSPARENCIA

En la Nochebuena de 2001 el Rey se ganó muchas simpatías cuando dijo aquello de que “la Justicia es igual para todos”, en clara alusión a su yerno Iñaki Urdangarin, que está imputado por un juez. Este año le ha faltado ir directamente hacia los problemas de los españoles y sus asesores deberían tomar nota de ello.

Ya puestos a asesorar, también deberían aconsejarle que la Casa Real sea más transparente, como vienen reclamando desde hace años varios grupos parlamentarios en el Congreso de los Diputados. No es necesario que sepamos hasta el detalle de lo que se gastan en papel higiénico, como dicen que pueden conocer los ciudadanos del Reino Unido de su reina y familia, pero sí tenemos derecho a conocer el sueldo del patrimonio público que recibe el príncipe, las infantas, la Reina y otros gastos de la Familia Real, y no tener que conformarmos con la cifra total que cada año se les asigna en los Presupuestos Generales del Estado.

Esa transparencia, unida a los pasos que está dando la Familia Real para comunicarse conj la ciudadanía a través de internet –cambios en la web de la Casa Real, canal de televisión en Youtube…- harían de la monarquía española una institución más moderna y adecuada a los tiempos actuales, Después, los monárquicos que la defiendan y los republicanos que peleen legal y democráticamente por la llegada de la Tercera República.

Y EN CASTILLA-LA MANCHA…

El alcalde de Toledo y secretario general de los socialistas castellanomanchegos, Emiliano García-Page, ha declarado en El Mundo que no descarta que su partido convoque elecciones primarias en 2013 para elegir a su líder. Debería tratar de convencer a Alfredo Pérez Rubalcaba para que despeje de una vez la incógnita y diga si él quiere continuar al frente al PSOE o si cree que le ha llegado la hora de retirarse. Hasta el presidente del partido, el andaluz José Antonoi Griñán, le ha dicho que aclare ya que sí va a ser candidato, sin esperar al otoño de 2014 como han previsto los dirigentes del partido.

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