sábado, 20 de abril de 2024
Roto el acuerdo PSOE-Podemos 10/04/2017junio 6th, 2017 - Toledo
Mar G. Illán Mar G. Illán

Ahora sí pacto, ahora no pacto… Jugar al escondite no suele traer buenas consecuencias en la vida y tampoco en la política. Lo primero que se pierde es la credibilidad, una herramienta fundamental para conseguir objetivos que no son posibles sin la participación de otros.

No olvidemos que la razón básica por la que la política ha quedado denostada es que sus principales partidos y representantes ya no son creíbles para la sociedad que les ha de elegir.


21 meses de pacto y juego del escondite

Se me asemeja a un juego del escondite el «ahora sí pacto, ahora no pacto» que Podemos ha desarrollado en Castilla-La Mancha en los 21 meses transcurridos desde que firmaron un acuerdo de investidura con el PSOE para convertir a Emiliano García-Page en presidente de Castilla-La Mancha y cerrar la puerta a María Dolores de Cospedal, que había ganado las elecciones pero no tenía mayoría absoluta.

Repaso y repaso el calendario y llego siempre a la conclusión de que la sucesión de hechos se parece mucho al juego del escondite:

A finales de septiembre de 2016 Podemos rompe el acuerdo con el PSOE, sin previo aviso, sin hablar con la parte afectada, que se enteró por la prensa, y sin más explicación pública que la retórica. Eso implicó paralizar los Presupuestos para 2017, solo una semana después de que Podemos aprobara con el PSOE el techo de gasto; es decir, el hábitat sobre el que se desarrollan las cuentas de la Junta.

Pocos meses después se retoman las conversaciones para negociar los Presupuestos de 2017. Podemos hace saber que es condición sine qua non que se apruebe un Plan de Garantías Ciudadanas que permita medidas de choque y urgentes para las personas que viven con más dificultades en la región.

A mediados de enero el Gobierno acepta el plan.

El 23 de enero se anuncia el acuerdo en Presupuestos de PSOE y Podemos. Ambos partidos se reservan la presentación de enmiendas parciales en los puntos que consideren.

El 6 de abril comienza el Pleno de Presupuestos. Antes, se ha discutido durante días sobre el proyecto de ley y las enmiendas de los grupos parlamentarios, incluidas las de Podemos, que sabe que no cuenta con votos para sacar adelante algunas de las suyas, como les pasa a PP y PSOE con otras. El PP deja claro que no votará a favor de los Presupuestos. Podemos no manifiesta nada que haga pensar que el acuerdo del 23 de enero ha muerto o está a punto de fallecer.

El 7 de abril se votan definitivamente y sin previo aviso, tras horas de debate como si nada hubiera cambiado o fuera a cambiar, ante la sorpresa general y justo a la hora de votar, los diputados de Podemos votan contra los Presupuestos.  Ese efecto sorpresa, sin avisar, dejando creer que todo estaba bien cuando todo estaba a punto de saltar por los aires, añade un cierto retorcimiento que le pone un punto macabro a este juego del escondite.

[ze_summary text=»Se puede pactar o no pactar, pero no se debe jugar al depende de cómo me venga en gana y “Donde dije digo, digo Diego” y Santas Pascuas»]Se puede pactar o no pactar, pero no se debe jugar al depende de cómo me venga en gana y “Donde dije digo, digo Diego” y Santas Pascuas[/ze_summary] 

Se puede pactar o no pactar, pero no se debe jugar al depende de cómo me venga en gana y “Donde dije digo, digo Diego” y Santas Pascuas.

¿Cuándo decidió Podemos votar contra los Presupuestos? ¿Por qué no lo dijo?

PSOE y Podemos tienen razones y similitudes suficientes para ponerse de acuerdo en muchas cosas. Y también hay argumentos y diferencias que avalarían la decisión de no hacerlo. Lo que no se entiende sin que parezca caprichoso e irresponsable es que se firme un acuerdo y poco después, sin que haya cambiado nada, se tumbe sin previo aviso, dando al PSOE una bofetada en cara ajena.

No es serio. Merma la credibilidad de quien lo hace. Sobre todo si el “juego” afecta a más de 8.000 millones de dinero publico con los que se han creado expectativas a más de 2 millones de personas, que son las que habitan Castilla-La Mancha y las destinatarias, en mayor o menor medida, de esas cuentas y sus diferentes medidas.

Si lo que se quiere es hacer daño al PSOE, ¿para qué pactar los Presupuestos y dejar que tanta gente se haga ilusiones con lo que oye que van a suponer? ¿En qué momento decidió Podemos votar contra los Presupuestos? ¿Por qué no lo comunicó públicamente? ¿Por qué no se lo dijo al PSOE? ¿No es la otra parte del acuerdo la primera que se debe enterarse cuando alguien decide romperlo?

Jugar al todo o nada con el 10 por 100 de los votos

Jugar al todo o nada cuando se tiene el 10 por 100 de los votos es, en el mejor de los casos, una quimera que no conduce a ningún sitio. Pero Podemos estaría en su derecho de hacerlo si ésa hubiera sido su opción desde el principio. Sin embargo, decidió decir que sí al todo, porque habían podido influir en una parte, que generaba expectativas a miles de ciudadanos a los que previamente les habían dicho que su vida iba a ser un poco mejor gracias a la intervención de Podemos en los Presupuestos con su Plan de Garantías Ciudadanas.

Aún nadie que no sea miembro del grupo de Podemos que tomó esa decisión sabe exactamente porqué se rechazaron los Presupuestos, sin previo  aviso, sin alternativa y dejando que el debate fluyera como si nada.

Decir «hemos venido a cambiar la política, no a que la política nos cambie a nosotros», está bien como lema. Pero a alguien tan leído e instruido como José García Molina no se le puede escapar que cambiar la política cuando te vota el 10 por 100 no está al alcance de su mano. Entre otras cosas, porque el 90 por 100 no quiere que el cambio de la política en Castilla-La Mancha venga de las manos de Podemos. Al menos, así era en mayo de 2015.

[ze_summary text=»Cambiar la política cuando te vota el 10 por 100 no está al alcance de Podemos, pero sí modificar cosas… ¿Renuncian a ello?»]Cambiar la política cuando te vota el 10 por 100 no está al alcance de Podemos, pero sí modificar cosas… ¿Renuncian a ello?[/ze_summary] 

Sin embargo, con el 10 por 100 de los votos, cuando éstos son necesarios para gobernar, sí puedes influir en la política, en cambiarla escalón tras escalón y conseguir lo que tú consideras avances. Supongo que algo similar debió pensar Podemos en junio de 2015 cuando apostó por entenderse con el PSOE para la investidura y muchas cosas más. No todas, claro. ¿Renuncian a ello? ¿Dejan de intentar cambiar algunas cosas porque no pueden cambiar todas? ¿Cuál es la verdadera razón?

Además, cambiar la política exige que la sociedad cambie y eso no es posible ni en un Presupuesto ni en dos. Ni siquiera aunque los hagas con mayoría absoluta en el Gobierno. Los cambios históricos pueden necesitar generaciones, cosa que los responsables de Podemos saben perfectamente.

Quid prodest?

Tampoco acierto a ver en qué beneficia a Podemos tal decisión. De hecho, no creo que a medio y largo plazo haya algún beneficiario de esta situación.

Desde luego, no los ciudadanos de Castilla-La Mancha, porque aunque algunas medidas se pueden recuperar sin el Presupuesto previsto, pero será más tarde. Otras no se podrán hacer. Algunas, cuando lleguen, serán demasiado tarde para familias y empresas que no pueden esperar más.

Aparentemente el PP es el principal y directo beneficiario de esta situación. Sin embargo, carece de un liderazgo disponible para tomar las riendas de manera inmediata, lo que merma sus posibles beneficios.

En el escenario actual el PP puede contribuir a erosionar la imagen y crear incertidumbre al Gobierno y al PSOE. Pero a medio plazo, cuanto más marcadas queden las distancias del PSOE y Podemos, más centrada quedará la figura de Emiliano García-Page y eso al PP no le interesa, electoralmente hablando.

Al PSOE es evidente que no le proporciona ningún beneficio la situación, porque de lo contrario Podemos no la hubiera tomado.

Pero es que tampoco alcanzo a ver en qué le beneficia a Podemos y me resulta claramente insuficiente la explicación de que le puede venir bien a José García Molina radicalizar su imagen de cara a la Asamblea Ciudadana del 14 de mayo, en la que su compañero de escaño y, sin embargo, rival interno David Llorente parece sumar cada vez más apoyos.

Los clásicos enseñan que para encontrar al “culpable” hay que preguntarse “Quid prodest?” (¿quién se beneficia?) Y yo me lo pregunto, pero no encuentro la respuesta. ¿Quién sale ganando con todo esto…?

Supongo que más pronto que tarde PSOE y PP comenzarán a hablar, aunque formalmente mantengan las críticas y las distancias. Veremos si son capaces de propiciar acuerdos positivos para los ciudadanos de Castilla-La Mancha, dado que bloquear la situación también por este lado podría provocar un anticipo de elecciones que no quiere ninguno de los dos.

Mientras, yo sigo pensado… Quid prodest?

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